• Una buena salsa que con mezcla de pescado y marisco los amantes de los mismo le encantaran a la hora de comerla
  • 320 g de pasta
  • 1 cola mediana de rape
  • 200 g de gambas arroceras
  • 3 tomates peras
  • ¼ de cebolla
  • 2 dientes de ajo
  • Aceite de oliva
  • Agua para la cocción
  • Sal

Retirar la espina al rape y cortarlo en dados, pelar las gambas y reservarlas

Preparar un caldo con la espina del rape y las cascaras de las gambas durante 10 a 15 minutos, salar.

Pelar la cebolla, tomates y ajos picar todo por separado en daditos.

Pochar en un poco de aceite la cebolla y los ajos.

Incorporar el tomate y cocinar a fuego medio durante 15 minutos, añadiendo un poco del caldo preparando, dejándolo una salsa ligera.

Incorporar el rape y la gambas cocinar hasta que las misma tomen color unos 5 a 8 minutos.

Cocer en abundante agua con sal la pasta dejándola al dente.

Escurrirla y saltearla en la salsa y espolvorear con el perejil lavado y picado.


J. M. Occhi - 22 · Octubre - 2021

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Una de las formas más clásicas de pasta solo surgió en el siglo XV, comenzando con lasaña: la tira. Y fue el famoso chef Maestro Martino, autor del Libro de Arte Coquinaria (El arte de cocinar), quien propuso lo que probablemente fue la primera descripción de tallarines, presenta como pasta “tan ancha como el tamaño de su dedo meñique” con “la forma de tiras o hilos finos”.


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La demanda internacional de la gamba ha crecido fuertemente en los últimos años, y se estima que hoy representa alrededor del 20 por ciento del mercado internacional de mariscos. Según la Comisión Europea, el consumo de la gamba en Europa es de 1,56 kilos por persona al año, un 4 por ciento más en los últimos cinco años. Las capturas mundiales de la gamba aumentaron en un 14 por ciento entre 2007 y 2016, pero se estima que el 60 por ciento de la gamba que se consume en el mundo proviene de la acuicultura, porcentaje que sube al 82 por ciento. El cultivo mundial de la gamba ha aumentado la producción en casi un 60 por ciento durante la última década. Este crecimiento repentino, sin embargo, ha planteado varios problemas críticos, y hoy en día muchos expertos advierten que la actual demanda mundial de la gamba no es sostenible.