• Para días más especiales preparamos esta clásica ensaladilla rusa, pero añadiéndole las gambas y los langostinos, será un primer plato de lujo.

Lavar las patatas y zanahorias y cocerlas en una cazuela hasta que estén tiernas.

Enfriar y pelar cortarlas en cuadraditos pequeños.

Cocer los huevos, enfriarlo y pelarlos.

Cocer las gambas en agua con sal y cuando tomen color escurrir y reservar.

Picar 4 huevos en trozos pequeños e incorporarlos a las patatas.

Picar los pepinillos, y las aceitunas en trocitos e incorporarlos a las patatas.

Escurrir el aceite del atún, reservar al aquel, desmenuzarlo y añadirlo a la preparación.

Lavar los guisantes e incorporar también.

Picar 10 langostinos e incorporarlo al preparado.

En un bol poner la mayonesa necesaria y todos los ingredientes picados, salar un poco y mezclar todo bien.

Meter en la nevera hasta la hora de servir.

Preparar un poco de salsa rosa mezclando mayonesa y tomate frito.

A la hora de servir cortar el resto de los huevos en cuarto.

Colocar en el plato un aro, rellenar con la ensaladilla rodear de los langostino y huevos.

Culminar con espárragos y un langostino, y salsa rosa encima de los huevos.


J. M. Occhi - 15 · Marzo - 2021
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Se llama ensalada rusa en muchos lugares de Europa y sud y centro América, pero cambia de nombre cuando cruza fronteras. En Lituania, por ejemplo, la llaman ensalada blanca, El complejo plato frío cubierto de mayonesa lleva el nombre de su inventor. Lucien Olivier era un cocinero belga que abrió un lujoso restaurante de cocina francesa, el Hermitage de Moscú en la década de 1860. Tal era su habilidad, que a menudo se le pagaba generosamente por preparar suntuosos banquetes en las casas de la oligarquía de Moscú. En una de estas ocasiones experimentó con un pastiche de pechugas de perdiz, colas de codorniz y gambas cubiertas de gelatina y mayonesa (entonces poco conocida en Rusia): para fines decorativos añadió patatas, trufas, encurtidos y huevos. Se dice que uno de los comensales mezcló descaradamente los ingredientes colocados con tanta pericia, haciendo de su plato algo muy parecido a una ensalada. El chef francés, orgulloso de sus creaciones y terriblemente delicado, sirvió el plato en la versión "rebozada" en los días siguientes. Fue el comienzo de un éxito extraordinario, que llevó la ensalada rusa a las mesas de toda la ciudad.


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Hay que remontarse a principios del s.XX cuando en la localidad de Alcoy se deshuesaban las aceitunas y se rellenaban con lo que hubiera, de hecho, las hacían en las casas y se vendían en algunas pequeñas tiendas, pero sin ser algo conocido fuera de allí. Al parecer sólo era posible hacerlo gracias a las aguas ricas en cal de la zona, detalle crucial para que el producto se mantuviera la textura. Pero no fue hasta 1926 cuando un industrial del textil llamado Cándido Miró Rabasa automatizó el proceso de rellenado de las aceitunas y envasado, inventando todo un proceso de deshuesado que tan buenos éxitos le trajo. La empresa la llamó El Serpis, actualmente Serpis ¿a qué os suena?, y le puso ese nombre en honor al río que pasa por la localidad.