• Si no nos apetece cocinar tendremos que usar alguna conserva que no nos de mucho trabajo solo preparar la salsa que si no nos gusta la cambiamos por otra, todo preparado en unos minutos.
    • 2 botes de espárragos blancos
    • 12 rabanitos
    • Salsa
    • 75 g de perejil
    • 4 filetes de anchoas
    • 2 dientes de ajos
    • 1 cucharadita de alcaparras
    • 2 huevo
    • 40 g de vinagre de vino
    • Aceite de oliva virgen extra
    • Pimienta
    • 1 rebanada de pan de molde tostado
    • Sal

  • Salsa
  • Cocer los huevos, enfriarlos, pelarlos, cortarlos por la mitad y utilizar solo una yema y media

    Lavar el perejil y separar las hojas, lavar las alcaparras.

    Poner el pan cortado en daditos y bañarlos en el vinagre.

    Picar muy fino el perejil, las alcaparras, las anchoas y los ajos

    Desmenuzar las yemas, poner todo en un bol, incorporar el pan, un poco de pimienta y el aceite, después el resto de del huevo picado.

    Remover bien hasta que todos los ingredientes se mezclen, corrigiendo de sal y vinagre

  • Plato
  • Lavar y cortar la punta y raíz del rabanito hacer 4 cortes en la piel sin llegar al fondo.

    Escurrir bien los espárragos y colocarlos en platos individuales, colocar los rabanitos y salarlos un poco

    Regar todo con la salsa, la puedes poner en una salsera si te sobra o conservarla en la nevera.


    J. M. Occhi - 17 · Febrero - 2021
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    El espárrago se origina en Mesopotamia, la "media luna fértil" entre los ríos Tigris y Éufrates, donde creció como una planta espontánea; se conocía en la época de los egipcios que lo difundieron por toda la cuenca mediterránea. La referencia más reciente es al griego aspáragòs , a su vez del verbo spargao que significa “estar turgente”. Los antiguos babilonios, los egipcios, los griegos y los romanos parecen haber sido consumidores ávidos de espárragos, así como los antiguos indios que los usaban en la medicina ayurvética. Marco Porcio Cato, en el Liber De Agri cultura, hacia el 200 a.C., ilustra su cultivo con tanta claridad hasta el punto de poder afirmar que las técnicas de esa época no eran muy diferentes a las actuales. Los podemos encontrar frescos en su temporada o en conserva, los primeros tendrán mas sabor, pero un poco más de trabajo.


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    El rábano se presenta en su variedad más extendida, de forma redonda, de color rojo oscuro, con pulpa interna blanca y hojas verdes. El sabor a rábano es distintivo y ligeramente picante; sus hojas son comestibles. Tiene un ciclo vegetativo bastante corto; de hecho, su cosecha tiene lugar apenas han pasado tres meses desde su siembra. Está compuesto fundamentalmente por agua y sus nutrientes son sodio, potasio, hierro, calcio, fósforo, vitaminas B y C, proteínas e hidratos de carbono. En la cocina se comen principalmente crudos o como acompañamiento en ensaladas, pero también es posible degustarlos cocidos: en este caso adquieren un sabor delicado y se convierten en protagonistas de sopas o tortillas, pero también de las hojas se cocinan en cremas, salsa de pesto o chips.