• El nombre de pinzimonio se toma del italiano por su condimento a base de aceite, sal y pimienta, al que se le agrega jugo de limón o vinagre, y que se sirve para comer untando verduras crudas de temporada. Este está acompañado de setas y ahumado, nada que ver con el original.
  • 1 hinojo grande
  • 1 zanahoria grande
  • 4 alcachofas
  • 3 tomates
  • Surtido de setas en aceite
  • Salmón ahumado
  • Bacalao ahumado
  • Aceite de oliva
  • Agua
  • Perejil
  • Sal

Limpiar las alcachofas, retirar las hojas más duras, cortar las puntas, luego en cuartos y retirar las barbas.

Picarlas en juliana y ponerlas en un recipiente con agua y perejil.

Lavar, retirar las hojas duras del hinojo y picarlo en juliana.

Pelar la zanahoria y cortarla en bastoncitos.

Pelar los tomates y cortarlos en juliana mediana.

Colocar en el plato un cilindro pequeño y rellenarlo con las setas.

Colocar alrededor el resto de las verduras y salar.

Poner el bacalao en tiras y el salmón enrollado.

Regar con aceite y servir.


J. M. Occhi - 11 · Enero - 2017

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Sus orígenes son tan antiguos que está presente en el mito de Prometeo, cuenta la leyenda que el héroe trajo a los hombres el regalo más importante y preciado de todo el mundo: el fuego, que estaba escondido en el tallo hueco del hinojo. Su sabor es dulce y aromático, su textura crujiente pero agradable al paladar y su aroma intenso, hablamos del hinojo, una de las hortalizas más extendidas en el Mediterráneo perteneciente a la familia de las umbelíferas.


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Originalmente, el único propósito de ahumar salmón era prolongar la vida útil. Rastros de él se encuentran por primera vez en América del Norte, pero si tuviéramos que indicar la población que más ha puesto este producto en el centro de sus vidas entonces debemos llegar a los celtas. Para ellos, el salmón era un animal sagrado, portador de conocimientos ancestrales, y les encantaba secar su carne al fuego, justo antes de que llegara el invierno. Tras la invasión de los romanos, el salmón también entró en la dieta del sur de Europa. A partir de este momento, la técnica del ahumado del salmón se extendió por toda Europa llegando hasta Rusia donde rápidamente ganó el favor del Zar. Por tanto, no es casualidad que este ingrediente sea omnipresente en sus recetas.