• Fácil de hacer con habas congeladas, frescas o en conserva acompañadas de un buen aceite y jamón será un plato sano y rápido.
  • 400 g de habas congeladas
  • 2 patatas meedianas
  • 100 g de jamón
  • Aceite de oliva
  • Agua para la cocción
  • Sal

Pelar las patatas y cocerlas con las habas en abundante agua con sal.

Escurrir reservando algo de su caldo y algunos de los granos para decorar.

Triturar añadiendo caldo hasta conseguir la densidad deseada.

Aliñar con un poco de aceite mezclar.

Servir con los granos reservados y el jamón picado.

Puedes servirse caliente, templada o fría.


J. M. Occhi - 05 · Octubre - 2022

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El haba es una leguminosa de la subfamilia Papilionaceae, también conocida como la carne de los pobres. Es el fruto de la planta Vicia faba, presente en las vainas. El número de semillas es variable y puede tener diferentes colores según el tipo. Se pueden encontrar en el mercado frescos en primavera, secos todo el año. Sin lugar a dudas, las habas son unas de las legumbres más antiguas del mundo. Este alimento fue domesticado hace más de 4.300 años, según registros encontrados en palafitos Neolíticos, y conocidas ampliamente por egipcios y griegos, para luego ser distribuidas a lo largo de Europa en el siglo XVI. Pero la historia del origen de este alimento se sitúa en Asia Menor y el Norte de África, según el libro “Origen de la Especies Cultivadas” escrito por Pyrame de Candolle, botánico francés.


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¿De qué país viene el jamón? El cerdo llegó a la península ibérica en la época de los fenicios en el año 1100 a.C en Gádir, la actual Cádiz, siendo este el lugar donde nació el jamón. Jamón curado, especialmente el jamón serrano, forma parte de la historia de España. En la época de los antiguos celtas, el cerdo era un alimento básico en su dieta, llegando incluso a ser considerado un objeto de culto. Este pueblo de comerciantes la consideraba una de sus principales y más valiosas mercancías. Posteriormente, los romanos, respetuosos de las culturas y tradiciones presentes en los territorios que incorporaron su Imperio, quedaron impactados por los manjares ibéricos y se imbuyeron del equipamiento gastronómico de la península. El jamón, la parte más preciada, jugosa y sabrosa del animal , estaba destinado a las clases dominantes. Finalmente, el jamón serrano alcanza su esplendor en el siglo XIX y en la primera mitad del XX, gracias al desarrollo de la técnica de elaboración de los productos cárnicos, todo ello con el impulso de la industrialización y la liberalización del comercio europeo.